Sanal Edamaruku lleva dos años viviendo en el exilio. Si regresa a su país natal, La India, puede acabar con sus huesos en la cárcel o incluso asesinado. El crimen de Edamaruku es haber señalado a un grupo de devotos católicos que el agua que estaban bebiendo de los pies de un Cristo milagroso en realidad provenía de una tubería de desagüe rota.
La situación parece ridícula, pero la India es un país de contrastes. Dónde unos ven espiritualidad, otros ven ignorancia y superchería. Esta última opinión es la que prodiga la Asociación Racionalista de la India, un pequeño grupo de hombres de ciencia del que Edamaruku es precisamente su presidente.
Sanal Edamaruku se convirtió al racionalismo después de ver como un vecino suyo moría porque su familia renunció a los tratamientos médicos tradicionales en favor de curaciones basadas en la fe. Ya era famoso antes del incidente que lo llevó al exilio. Desde hace años, él y su grupo de escépticos recorren la India tratando de desmitificar las creencias pseudoreligiosas que ponen en peligro la vida de las personas.