En «La ansiedad es una percepción de peligro. La ansiedad surge evolutivamente como una forma de protegernos. Si percibo que estoy en peligro, hago algo para intentar evitarlo. Sirve para protegernos de cosas muy básicas para la supervivencia, como puede ser un león que nos puede comer», explica Elena Montero, psicóloga. La ansiedad la puede haber vivido puntualmente cualquier persona; pero el trastorno de ansiedad es diferente.
«Una persona con un trastorno de ansiedad percibe peligro en situaciones que, en realidad, no son peligrosas», añade. Es decir, no hay peligro en que Simone Biles haga sus rutinas, las ha practicado innumerables veces. Sin embargo, su mente sí percibe los Juegos Olímpicos como una situación de peligro. «Ganar el oro o la plata no es peligroso para la supervivencia de un atleta; pero el no conseguirlos sí supone un peligro muy importante. Porque va a tener una trascendencia mediática muy importante, porque no va a estar a la altura, por la decepción al equipo y al país. Y que todo el trabajo de los últimos años no le ha llevado a cumplir con su objetivo», enumera Montero. «Todo esto es un peligro para Simone, aunque evolutiva y biológicamente no debería ser considerado un peligro; pero sí lo es».
La importancia de la sociedad
Además, Montero explica que hay una parte social muy importante dentro del trastorno de ansiedad. «Los seres humanos tenemos una parte de la percepción de peligro relacionada con la sociedad. Que la sociedad nos llegue a rechazar por algo, podría incidir en nuestra supervivencia», comenta desde el otro lado del teléfono la psicóloga. «Por ejemplo, si en la época de las cavernas alguien caía mal y se le echaba de la tribu, él solo no tenía capacidad de sobrevivir porque no puede cazar ciertos animales o no tiene fuego, entre otras cosas», añade.
«Tenemos la percepción de que la opinión de los demás no es importante y, sí, hay que relativizar lo que piensen los demás; pero igual no nos da, porque tiene unas consecuencias«.