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El lunes se vivió un episodio digno de las leyendas del béisbol: un juego de 18 entradas en el Dodger Stadium, el segundo de esa duración en una Serie Mundial y, curiosamente, también ganado por el equipo local con un jonrón decisivo.
La hazaña dejó una docena de historias, pero el nombre que más resonó fue el de Shohei Ohtani, quien volvió a romper moldes. El japonés se embasó nueve veces en el partido contra Toronto algo nunca antes visto en postemporada, conectó dos jonrones, dos dobles y recibió cinco bases por bolas, una actuación épica que solo él podía protagonizar.
La hazaña, sin embargo, deja un reto enorme: Ohtani abrirá el Juego 4 en el montículo, apenas un día después de haber jugado las 18 entradas completas. “Está agotado, pero estará listo”, dijo el dirigente Dave Roberts, consciente de la presión que afronta su bullpen tras el esfuerzo titánico.
El maratón del lunes exigió al máximo a ambos equipos. El relevista Will Klein lanzó 72 pitcheos, el doble de su marca en Grandes Ligas, mientras que el veterano Clayton Kershaw tuvo que salir del banco para enfrentar una situación de bases llenas. “Nunca planeas jugar 18 entradas”, admitió Roberts.
Las comparaciones con el juego de 2018 son inevitables: entonces también hubo 18 entradas, un héroe inesperado y un bullpen extenuado. Esta vez, la diferencia es que el as japonés será quien cargue con la responsabilidad de iniciar el próximo partido.
Toronto, por su parte, pagó el precio del desgaste: George Springer salió lesionado con molestias en el costado, y Alejandro Kirk debió ser reemplazado tras 11 entradas detrás del plato. Aun así, el dirigente John Schneider destacó la entrega de su equipo: “Fue el juego más largo en la historia de la Serie Mundial, y los muchachos mantuvieron la mente en alto todo el tiempo. Mañana hay que volver a hacerlo”.
Después de una noche interminable, la Serie Mundial sigue abierta. Ohtani volverá al montículo y todos se preguntan si, tras resistir un duelo de 18 innings, podrá escribir otro capítulo épico en esta historia.
Entre líneas de código, matrices de riesgo y trazos de diseño, también habita un inconforme. Ingeniero en Sistemas y Computación, Analista de Riesgo de Crédito Corporativo, diseñador gráfico y crítico social. No me basta con entender el sistema: mi propósito es cuestionarlo, retarlo y transformarlo. Y si en el trayecto puedo ayudar a alguien más, entonces vale aún más la pena.
“Aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.”
