Una de las preguntas más recurrentes entre los aficionados a la ciencia ficción es si las películas del género deben ser fieles a los principios científicos o si su principal objetivo debería ser entretener al público. A lo largo de la historia del cine, han predominado las producciones enfocadas en el espectáculo, muchas veces a costa del rigor científico. Ejemplos como las explosiones en el vacío o los ruidos imposibles en el espacio, como ocurre en Star Wars, han sido ampliamente aceptados por los espectadores, más interesados en la narrativa que en la física.
Pero, ¿deberían todos los directores seguir ese mismo camino? Para abordar esta cuestión, el medio Hipertextual conversó con una de las voces más autorizadas en el tema: el físico y premio Nobel Kip Thorne, conocido por su colaboración científica en películas como Interstellar y Contact.
Thorne, quien recientemente visitó España y ofreció una charla en la Universidad de Almería sobre la ciencia detrás del cine, explicó que su implicación en el séptimo arte comenzó con un objetivo claro: garantizar que ninguna ley física bien establecida fuera violada en las historias en las que colaboraba. De hecho, así fue como nació el concepto de “science faction”, un término acuñado por la productora Lynda Obst para referirse a una ciencia ficción basada en hechos reales.
Originalmente, Interstellar iba a ser dirigida por Steven Spielberg, con quien Thorne empezó a trabajar bajo esas reglas. Sin embargo, tras la salida de Spielberg del proyecto, Christopher Nolan asumió la dirección con la única condición de que el rigor científico no obstaculizara la creación de una gran película.
En su visión como científico, Thorne defiende que la ciencia debe tener un papel protagónico en la ficción, pero como espectador también disfruta de aquellas películas que priorizan el entretenimiento, incluso si se toman licencias creativas.
En resumen, para Kip Thorne la clave está en el equilibrio: una película puede ser científicamente coherente sin perder su capacidad de maravillar, pero también puede cautivar sin necesidad de seguir al pie de la letra las leyes del universo.
Entre líneas de código, matrices de riesgo y trazos de diseño, también habita un inconforme. Ingeniero en Sistemas y Computación, Analista de Riesgo de Crédito Corporativo, diseñador gráfico y crítico social. No me basta con entender el sistema: mi propósito es cuestionarlo, retarlo y transformarlo. Y si en el trayecto puedo ayudar a alguien más, entonces vale aún más la pena.
“Aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.”