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Detrás de las Guerras: La Huella Económica de EE. UU. en Rusia-Ucrania e Israel-Palestina

Desde una perspectiva marxista, los conflictos internacionales no son simplemente resultado de choques ideológicos o disputas territoriales. Son, en esencia, manifestaciones de las tensiones inherentes al capitalismo, donde los intereses económicos de las potencias imperialistas, particularmente Estados Unidos, desempeñan un papel crucial. Este artículo examina cómo las intervenciones de Estados Unidos en la guerra entre Rusia y Ucrania, así como en el conflicto entre Israel y Palestina, están impulsadas por la búsqueda de control sobre recursos estratégicos, mercados y territorios, asegurando la continuidad de la acumulación de capital en la fase avanzada del imperialismo, tal como lo describe Lenin en Imperialismo, fase superior del capitalismo.

Lenin y el Imperialismo: Contexto Teórico

Vladimir Lenin, en su obra fundamental Imperialismo, fase superior del capitalismo, explica cómo el capitalismo en su fase imperialista se caracteriza por la concentración del capital en monopolios y la exportación de capital a regiones menos desarrolladas. Según Lenin, el imperialismo es una etapa inevitable del capitalismo, en la que las potencias buscan expandirse más allá de sus fronteras para asegurar nuevos mercados, controlar recursos y explotar a otras naciones. En este contexto, las intervenciones de Estados Unidos en conflictos globales no son actos altruistas, sino estrategias deliberadas para consolidar su hegemonía económica y política en el escenario mundial.

Rusia-Ucrania: Guerra y Geopolítica Energética

El conflicto entre Rusia y Ucrania, que se intensificó en 2022, tiene profundas raíces económicas, especialmente en la competencia por el control de los recursos energéticos y los mercados europeos. Rusia es el mayor exportador de gas natural del mundo, y gran parte de su gas fluye a través de Ucrania hacia Europa. Según el Banco Mundial, en 2021, los ingresos por exportaciones energéticas representaron el 45% del presupuesto federal de Rusia. Esta dependencia económica convierte al sector energético en un punto crítico en la geopolítica de la región.

Estados Unidos, buscando debilitar la influencia rusa, ha intervenido en el conflicto no solo con apoyo militar, sino también promoviendo su gas natural licuado (GNL) como una alternativa al gas ruso. En 2022, las exportaciones de GNL de Estados Unidos a Europa aumentaron un 137%, alcanzando los 56 mil millones de metros cúbicos, según la Administración de Información Energética de EE.UU. Esto ha generado beneficios significativos para las compañías energéticas estadounidenses, como Cheniere Energy y Dominion Energy, que han visto incrementos en sus ingresos debido a la creciente demanda europea.

Además, la guerra ha proporcionado una oportunidad para la industria militar de Estados Unidos. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), las ventas de armas de Estados Unidos aumentaron un 2.8% en 2022, alcanzando los $224 mil millones. Empresas como Lockheed Martin, Raytheon y Northrop Grumman han sido grandes beneficiarias de los contratos relacionados con la asistencia militar a Ucrania. Esta dinámica refleja el análisis de Lenin sobre la «exportación de capital», donde la militarización y el conflicto se utilizan para abrir mercados y asegurar el dominio económico.

Israel-Palestina: La Economía de la Ocupación y la Industria de Defensa

El conflicto entre Israel y Palestina también está profundamente influenciado por intereses económicos, en particular aquellos relacionados con el complejo militar-industrial. Desde 1948, Estados Unidos ha proporcionado a Israel más de $158 mil millones en ayuda, gran parte de la cual ha sido destinada a la compra de armamento estadounidense. En 2023, el presupuesto de defensa de Israel alcanzó los $24.3 mil millones, de los cuales aproximadamente $3.8 mil millones provinieron de ayuda militar estadounidense.

La economía de la ocupación, que incluye la explotación de recursos naturales y la expansión de asentamientos en territorios palestinos, genera importantes beneficios tanto para las empresas israelíes como para las estadounidenses. Por ejemplo, la producción de tecnología de vigilancia y seguridad, utilizada para controlar a la población palestina, es un sector en crecimiento que ha atraído inversiones extranjeras. Según un informe del Banco Mundial, el costo de la ocupación para la economía palestina es de aproximadamente $4.4 mil millones al año, mientras que los asentamientos generan más de $20 mil millones anualmente en bienes y servicios.

Las empresas estadounidenses también se benefician de la militarización del conflicto. En 2023, Boeing, un importante contratista de defensa, firmó acuerdos por valor de $2.4 mil millones para suministrar aviones de combate y sistemas de defensa a Israel. Esta relación simbiótica entre el capital militar estadounidense e israelí refuerza la estructura de poder imperialista, donde la explotación de territorios ocupados se convierte en una fuente constante de acumulación de capital.

El Capital Financiero y la Estrategia Económica

El capital financiero desempeña un papel crucial en estos conflictos. Las sanciones económicas impuestas a Rusia, que afectaron sectores clave como la banca, la energía y las exportaciones, están diseñadas para debilitar la economía rusa y aislarla del sistema financiero global dominado por Occidente. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las sanciones han reducido el crecimiento del PIB de Rusia en un 3.4% en 2022, limitando su capacidad para financiar el conflicto y sus ambiciones geopolíticas.

En el caso de Palestina, las restricciones financieras y la dependencia de la ayuda internacional han creado una economía controlada, donde los recursos están dominados por el capital internacional y las políticas económicas son dictadas por potencias extranjeras. Esta situación perpetúa la desigualdad y refuerza el control imperialista sobre la región.

Conclusión

La intervención de Estados Unidos en los conflictos de Rusia-Ucrania e Israel-Palestina está impulsada por la lógica del capital y el imperialismo, tal como lo describió Lenin en su análisis del imperialismo. La búsqueda de control sobre recursos estratégicos, la militarización de los conflictos y la imposición de sanciones económicas son tácticas para mantener la hegemonía del capital estadounidense en el sistema global. La evidencia económica presentada demuestra cómo estas intervenciones benefician a sectores clave del capitalismo, como la industria energética, el complejo militar-industrial y el capital financiero, mientras las poblaciones afectadas continúan sufriendo las consecuencias de un sistema basado en la explotación y la desigualdad.

Referencias:

  1. Lenin, V. I. (1917). Imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú: Editorial Progreso.
  2. Banco Mundial. (2021). Russia Economic Report.
  3. Administración de Información Energética de EE.UU. (2022). S. Natural Gas Exports.
  4. Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). (2022). SIPRI Yearbook.
  5. Servicio de Investigación del Congreso de EE.UU. (2023). S. Foreign Aid to Israel.
  6. Ministerio de Defensa de Israel. (2023). Israel Defense Budget.
  7. Banco Mundial. (2022). The Economic Cost of the Israeli Occupation for the Palestinian Economy.
  8. Boeing Company. (2023). Defense Contracts with Israel.
  9. Fondo Monetario Internacional (FMI). (2023). World Economic Outlook.
  10. Banco Mundial. (2022). Palestinian Economic Monitoring Report.
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