Kip Thorne defiende que el cine es una gran forma de divulgar la ciencia, ya que es accesible para todo el mundo. Por eso, aunque disfruta de películas que no son tan rigurosas, él se ha volcado en dar todo el rigor posible a aquellas en las que ha participado. Y es que, en realidad, el poder del cine supera todo tipo de límites. Le preguntamos si cree que puede ayudarnos a entender el mundo en el que vivimos, tanto ahora como en el futuro, y, si bien considera que no hay una respuesta tajante, sí que cree que puede darnos algunas lecciones interesantes.
Cita como ejemplo otro gran título de Christopher Nolan: Oppenheimer. “No es ciencia ficción, sino un docudrama con el que se centró en contar una historia realista”, comienza. “Creo que nos ayudó mucho a comprender el mundo en el que vivimos”.
Y es que, si bien en Oppenheimer se habla de una historia con más de 80 años, lo cierto es que podría aplicarse a la realidad que vivimos hoy en día. Ahora bien, ¿qué pasa con las películas de ciencia ficción? “Las películas de ciencia ficción no ayudan tanto a comprender el mundo, pero es interesante que a veces predigan el futuro de alguna manera”. Como ejemplo, Kip Thorne menciona 2001: Odisea en el espacio, que también se hizo en colaboración con un físico, Arthur C. Clarke.
“Se hizo muy realista, de modo que, aunque se estrenase antes de que se hicieran viajes largos al espacio, representó cómo serían con mucha precisión”. Esto, según añade el premio Nobel, es interesante porque “se puede extrapolar a la tecnología actual y del futuro”.
Entre líneas de código, matrices de riesgo y trazos de diseño, también habita un inconforme. Ingeniero en Sistemas y Computación, Analista de Riesgo de Crédito Corporativo, diseñador gráfico y crítico social. No me basta con entender el sistema: mi propósito es cuestionarlo, retarlo y transformarlo. Y si en el trayecto puedo ayudar a alguien más, entonces vale aún más la pena.
“Aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.”