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Más Allá del Narcotráfico: La Crónica Oculta de las Favelas de Río

Prof. Henry Lara
Magíster en Seguridad y Defensa Nacional

Los recientes y letales operativos policiales del martes 28 de octubre de 2015 en las favelas de Río de Janeiro, que dejaron un saldo de 64 muertos, han vuelto a exponer la trágica dinámica de violencia y abandono.

Mientras las portadas se llenan con cifras de bajas y la retórica de la “guerra contra el crimen”, es crucial trascender la narrativa simplista. Las favelas no son solo focos de delincuencia; son complejas ciudades informales, y su drama es un espejo de la fallida política de seguridad y de la omisión estatal crónica en Brasil.

La Condena Internacional: La ONU y la Política del Exterminio

El pronunciamiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se declaró “horrorizada” y exigió una investigación inmediata, no es un mero formalismo. Es una condena directa a una política de seguridad pública que, en la práctica, se ha convertido en una política de exterminio.

Ahora bien, cabe preguntarse: ¿qué ha hecho la ONU para mitigar las condiciones de vida de los favelados?

Los operativos con decenas de muertos reflejan un uso desproporcionado de la fuerza policial, que contraviene los principios básicos de los derechos humanos y el derecho penal. La alta letalidad sugiere que la prioridad no es la detención, sino la aniquilación, transformando los barrios marginados en zonas de guerra con escasa rendición de cuentas.

El foco en la represión militarizada se ha convertido en la excusa perfecta para desviar la atención de la verdadera ausencia del Estado. Los gobiernos, tanto federal como regional, han optado históricamente por la confrontación armada en lugar de la inversión social sostenida. Esta omisión no es un error logístico: es una decisión política de larga data.

Lo que Pocas Veces se Dice: La Vida Interna y la Resistencia

Desde la perspectiva de la Defensa y la Seguridad Nacional, la verdadera amenaza no es el narcotráfico en sí mismo, sino la profunda fractura social que el Estado permite y agrava con su accionar.

Para entender la complejidad de este “teatro de operaciones” urbano, hay que mirar bajo la superficie.

El Capital Económico Oculto

Contrario a la imagen de pobreza total, las favelas son motores económicos que operan al margen de la formalidad.

Microeconomía vibrante: estos asentamientos albergan miles de pequeños y medianos negocios que conforman un mercado de consumo masivo, con un movimiento de miles de millones de reales anuales. El emprendimiento es una estrategia de supervivencia y dignidad, no una casualidad.

La discriminación como estímulo: muchos residentes inician negocios internos porque enfrentan un sesgo socioeconómico y racial al intentar integrarse al mercado formal. Esto genera una economía de la resistencia, altamente resiliente y adaptativa.

La Arquitectura de la Autoconstrucción

Las favelas no son campamentos temporales; son ciudades consolidadas y autoconstruidas.

Ciudades informales permanentes: las viviendas son estructuras sólidas de ladrillo y hormigón, levantadas a pulso por sus residentes a lo largo de décadas. Esta arquitectura refleja una tenencia de la tierra de facto y una voluntad de permanencia que los programas gubernamentales suelen ignorar.

Ingenio y servicios clandestinos: ante la falta de redes sanitarias o eléctricas adecuadas, los moradores se organizan para crear sus propias soluciones. Esta capacidad de autogestión comunitaria es la que el Estado debería aprovechar para promover la formalización, en lugar de destruirla.

El Motor Cultural y el Capital Social

La fortaleza de las favelas reside en sus lazos sociales y su producción cultural, elementos que actúan como factores protectores frente a la cooptación total del crimen.

Identidad y cohesión: existe un fuerte sentido de pertenencia y ayuda mutua. Las redes sociales internas son, en muchos casos, la principal institución de bienestar ante la ausencia del Estado.

Cuna de la cultura brasileña: gran parte de la riqueza cultural del país —samba, funk, capoeira— tiene sus raíces en estas comunidades, demostrando que son centros de producción e innovación cultural, y no meros depósitos de marginación.

Figuras destacadas en el deporte como Romário, uno de los futbolistas brasileños más grandes de la historia y campeón del mundo, así como atletas olímpicos como Rafaela Silva, Rebeca Andrade y Mariane Fernandes, representan historias inspiradoras de superación que nacen de estas comunidades.

Asimismo, activistas como Cris dos Prazeres, que lidera proyectos de sostenibilidad en favelas como Morro dos Prazeres y Rocinha, se han convertido en referentes del cambio social desde adentro.

El panorama musical, especialmente el funk carioca, también está lleno de talentos emergentes que alcanzaron reconocimiento nacional e internacional. Entre ellos destacan MC Cidinho & MC Doca, MC Marcinho, Claudinho & Buchecha y Tati Quebra Barraco.

Conclusión: De la “Guerra” a la Estrategia

La repetición de masacres policiales, mientras la ONU alza la voz, deja en evidencia que la estrategia de seguridad en Río de Janeiro es un fracaso estructural que perpetúa la violencia.

Un enfoque responsable exigiría reemplazar la táctica de guerra con ametralladoras por una estrategia de inclusión y gobernanza. El desafío real no es solo desarmar a los narcotraficantes, sino desarmar la desigualdad y dotar a las favelas de infraestructura, servicios y oportunidades que todo ciudadano brasileño merece.

Hasta que el Estado deje de ser un agente de represión ocasional y se convierta en un agente de desarrollo permanente, los operativos policiales seguirán siendo la crónica de una tragedia anunciada.

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